El arte de doblar papel surgió en
China en torno a los siglos I-II d.C. y llegó a Japón en el siglo VI. La
palabra origami es de origen japonés que significa doblar papel; procede de los
vocablos japoneses “Oru” (plegar) y Kami (papel). Tomando este significado se
creó la palabra de origen europeo “papiroflexia”.
Los
japoneses no sólo fueron los únicos en doblar papel. Los árabes también
practicaron la papiroflexia. Los árabes eran excelentes matemáticos y
astrónomos e introdujeron la teoría del plegado del papel como ayuda para
enseñar los principios de la geometría.
El
gran impulsor de la papiroflexia en España fue el escritor y filósofo Miguel de
Unamuno que en su visita a la Exposición Universal de Paris de 1889 descubre
una exposición de origami. Publicó varios libros y creó nuevas figuras. Gracias
a él la magia del plegado se extendió por América del Sur.
Con
el plegado de papel es posible elaborar todo lo que constituye el medio que nos
rodea y en el cual vivimos: animales, flores, utensilios, medios de trasportes, personas, estrellas, figuras
geométricas, etc.
El origami es de gran utilidad
en las escuelas desarrollando destreza, exactitud y precisión manual, así como
la mejora de la atención, concentración y creatividad.
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